martes, 5 de marzo de 2013

En el fondo, somos unos cabrones...

Que si, que podemos ocultarlo, ir por la vida con una coronita de santo y yo no, eso los demás. Pero en el fondo, no somos mas que almas perversas que ocultan las carcajadas ante la mala suerte ajena ya sea a modo de resbalón traicionero en la calle por culpa de una baldosa demasiado caprichosa o por ese maldito bordillo que no está a la altura que nosotros pensábamos...

¿Que no?

No hay mas que ver un vídeo para demostrar que nos mola ver el sufrimiento en los demás, sobre todo si es de forma deportiva y divertida.

Ejemplo.



En esto no lo ocultamos, porque son hostias "voluntarias", que van a lo que van y saben que su hazaña va a causar risotadas. No nos sentimos tan mal al mostrar nuestra enorme alegría cada vez que vemos un participante demasiado enérgico que tropieza y rueda sin poder detenerse por mucho que lo intente.

Pero como digo, está para eso.

Otras veces no. Ir por la calle y de pronto ver que el sujeto que va delante nuestro sufre un salpicón en los pantalones al pisar una baldosa "betty saltarina", que son esas baldosas sueltas que tras llover guardan bajo ellas un buen silo de agua que al verse oprimidas por el peso de una persona, saltará hacia arriba y calará la pernera del pantalón formando un dibujo caprichoso.

Esto, en la víctima le causa la sensación de acordarse de la familia del alcalde por tener las baldosas en ese lamentable estado y que "porque no tengo tiempo, que si no...voy y denuncio al ayuntamiento", que no es si no una manera como otra cualquiera de desahogarse...

"Hoy no me siento flex"

Pero eso a la víctima...porque al que va detrás, la escena puede ser desternillante...claro que a ver cómo pasas junto al sujeto sin que se note...porque el tipo al verse sorprendido por esa mina, se detiene para ver el estado de su calada pantorrilla...así que cuando pasas junto al tipo miras hacia adelante, tratando de ponerte serio, haciendo como que no has visto ese lamentable incidente...es al coger la esquina cuando estallamos en una carcajada que suena a bofetón...

Pero es que a veces, siendo víctimas, también nos sumamos voluntariamente a la risotada.

¿Por qué si no es así ponemos esa cara riendo cuando nos resbalamos por la calle? Nos levantamos, miramos a nuestro alrededor y mostramos una sonrisilla, como si sonreír fuese a hacernos cómplices con el resto que ha visto la jugada..."mira lo que me importa que os riáis que hasta me río yo mismo, jajajaja"...

Autodefensa, tal vez...absurda autodefensa, pero bueno...

"Dentro de algunos años nos reiremos de todo esto...ya verás..."

Las risas no siempre tienen que estar sujetas a las hostias y al dolor...basta entrar en el autobús y ver a un tipo que escucha música con los cascos a un volumen demasiado elevado...claro...él no se da cuenta porque vive ajeno a lo que sucede...cree que sus oídos absorben todo el sonido como el corcho...y no es así...

Así que te puedes encontrar de pronto que un tipo sentado en el autobús está escuchando el tema principal de Skyrim, todo épico...sin inmutarse de que el resto sabe su secreto...que es un señor friki de dos pares de pelotas...

"Que no, cojones...que juro que es la radio..."

Pero no seamos necios...porque puede que miremos a este pobre joven amén de buen mozo con desprecio y petulancia, soltando una carcajada por saber que va por la vida escuchando bandas sonoras épicas...en el fondo, a todos nos gusta alguna cancioncilla, musiquilla o melodía que no queremos reconocer...y la escuchamos en soledad...o a un volumen "más bajo imposible" para que nadie pueda saberlo...ahí estamos...poniendo cara de que estamos escuchando carrusel deportivo cuando en realidad estamos oyendo la banda sonora de Gladiator...en el fondo envidiamos a ese pobre gordo granudo porque él no tiene complejos y hace lo que le da la puta gana...con un par...

Si en realidad todo esto lo aprendemos siendo alumnos en el colegio...desde el mismo instante en el que en el patio, jugando al fútbol, a un compañero le dan un balonazo en los testículos de esos que se queda alguien (no sé, debe ser así, a mi nunca me ha pasado) sin aire y ve pasar su vida como en una película de Cinexin, nos empapamos con esta práctica del "jajajajaja, mira qué balonazo en los cojones se ha llevao el Filomeno!!!" que siempre va acompañada con las tres letras sagradas..."que se joda"...

"Poniendo la manita solo lograrás dejarte marcado en los huevos el anillo de boda..."

No terminemos la entrada sin recordar esos grandes momentos en donde vemos cómo señoras marujas quedan "aplatanadas" con las puertas automáticas de los supermercados cuando éstas se encuentran justo en la entrada a una vecina...ni tampoco dejemos escapar la visión del sujeto que quiere ver un detalle en particular en un escaparate y de pronto se topa de bruces con un cristal demasiado bien limpio..."uy qué tonto soy", dirá después sonriendo...mientras se rasca el golpe...claro...lo que ya he dicho...quiere hacerse cómplice de su propia desgracia con los que lo han visto...

"La ciencia al servicio del auto-coscorrón voluntario"

Así que no se sienta nadie culpable de algo tan natural como reírse de los malos golpes ajenos, porque podemos ser nosotros el objeto de las risas...nadie está a salvo del rolling cheese...de la "betty saltarina"...del sonido demasiado alto de nuestros auriculares...de los balonazos en los cojones...de las puertas automáticas, de los coscorrones en los escaparates o de las entradas a destiempo que te dejan lesionado una buena temporada...

¿Que a qué viene esto último?

"A nada..."