miércoles, 6 de febrero de 2013

¡¡¡Marisa!!!

Hace unas pocas horas, me ha sonado el teléfono de casa. Raudo y veloz, he cogido el auricular como de costumbre.

-¿Quién es?

Y de pronto, una voz anciana me dice de manera firme, con convicción.

- ¡¡¡¡Marisa!!!!

Me sorprende.

- ¿Quién?

Le digo yo poniendo mi voz más varonil y grave.

- ¡¡¡¡Marisa!!!!

Responde de nuevo el ancianete. Vale, yo comprendo que la gente pueda confundirse al llamar por teléfono, es lógico. Son muchos números y alguno siempre se te puede colar. Pero ¿Por qué me llama Marisa cuando es obvio que soy un hombre? ¿Por qué insiste?

- Oiga, caballero, me parece que se ha confundido

Y entonces, su contestación me deja patidifuso.

- ¿¿¿No eres Marisa???

Casi me sale una pequeña carcajada.

- Hombre, pues es evidente que no soy Marisa, ¿No se ha dado cuenta de que soy un hombre?

- ¿¿¿Qué???

- ¡¡¡Que soy un hombre, un hombre, no una mujer, así que difícilmente voy a ser esa Marisa!!!

Tras un breve pero muy significativo silencio, me responde.

- Usted no conoce a Marisa...

Y me cuelga.

Joder con Marisa.




1 comentario:

  1. Weee, de mis tiempos telefonistas tengo anékdotas mil, pero lo que más me jodía era aquello de "señorita, páseme con lo de las citas, pero no me vuelva a poner la musiquita esa".

    Y voz varonil de esas no tengo, pero coño, que yo fumo, y eso dicen que grave es de cojones.

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